jueves, 20 de abril de 2017

Carlos Skliar en la Escuela Itinerante

Miercoles 19 de Abril del 2017 - CARLOS SKLIAR, en la Escuela Itinerante.

ESTAMOS AQUI
"Estamos aquí, porque no hay mejor sitio donde estar: en un espacio público, al aire libre, en medio de las luces que dividen el día de la noche, dentro y fuera de la escuela itinerante, que se mueve, que se moverá, como un hechizo que quizá contagie a otros a sumarse a la idea de que la educación necesita sacudirse de la modorra de un tiempo embravecido, acuciante y vil.
Estamos aquí, porque no hay otro sitio donde estar: las bombas caen, la miseria ocupa todo el ancho de nuestros ojos, a los niños se les quiere convertir en adultos desdichados lo más rápidamente posible, y si no estuviéramos aquí el alma se reseca y se ensucia con la conformidad de los hombros encogidos y el espasmo que suscita el poder haber hecho más, otra cosa, que solo habituarnos a lo inhabitable, que esconderse en el pueril anonimato de aquellos que suponen que “esto no tiene que ver conmigo”.
Estamos aquí, porque este es nuestro sitio, el que hemos hecho con el cuerpo, con el pensamiento, con la acción, con la memoria, con la sangre, con la gestualidad y con el lenguaje. Porque este sitio nos ha hecho ser quiénes somos y porque renunciar a ser quienes somos nos transforma en seres inanimados sin nombre y sin biografía. Porque este sitio nos ha dado rumbos posibles, destinos a elegir más allá de la buena o la mala suerte con la que nos tocó nacer, y porque creemos que la infancia dura toda la vida y para eso hay que sostener espacios y tiempos que ofrezcan lo que el mundo no ofrece: tiempo para jugar, tiempo para percibir, tiempo para preguntar, tiempo para narrar, tiempo para debatir, tiempo para pensar, tiempo para crear, tiempo para aprender a vivir, a amar, a abrir sitio para los demás y suspender por un instante la repetida y obstinada presencia de la muerte.
Estamos aquí, porque el mundo, cierto mundo, el mundo que estrangula y mata al tiempo, el mundo del consumo y de la productividad, el mundo de la aceleración, del vértigo, de la violencia y el olvido, nos plantea la acuciante necesidad de hacer otro mundo para que no seamos juzgados solamente por lo que nos falta o por lo que nos sobra, para que no seamos como esos hámsteres enjaulados que dan vueltas apurados en la rueda de la nada, urgidos por girar sobre sí mismos, sin ir hacia ninguna parte.
Estamos aquí, porque queremos otras escuelas públicas y porque defendemos lo público de las escuelas, contra la idea sigilosa, secreta, oscura, de aquellos que hacen pactos privados en su educación, a espaldas de la inmensa comunidad de diferencias de lo humano, y que luego nos gobiernan y se adueñan de lo público.
Estamos aquí, sí, porque se trata de lo material y lo simbólico de la educación, indisociablemente unidos en un gesto de hospitalidad hacia los demás y de emancipación de los cuerpos y de las inteligencias de otros, para que nadie quede librado a su propia suerte, sobre todo la mala suerte.
Estamos aquí porque no deseamos nunca más que haya seres dañados y rotos por las ruinosas políticas de desigualdad, por las mentiras del corto plazo, para que las escuelas no sean espurios mecanismos de esclavización de niños y niños en su derrotero hacia un mundo únicamente regido por el empleo y el desempleo. Porque creemos que las escuelas no son solo un sitio para la información y la opinión sino, sobre todo, tal vez el único y quizá el último lugar donde muchos encontrarán su lugar en el mundo y podrán optar por ser y existir, y no solo por tener o no tener.
Estamos aquí porque somos una muchedumbre solitaria en un mundo despiadado que todo el tiempo vocifera la importancia de la educación y no hace otra cosa que dejarnos solos y a solas en la tarea de educar, mientras se retiran a oscuras y hurtadillas a crear grietas mediáticas para vender más información y a tejer modos más rápidos y despiadados de hacer dinero y nunca redistribuirlo.
Estamos aquí, sí, para que nadie rehúya de la responsabilidad del educar, para que todos recordemos aquello que los maestros y las maestros nos han dado sin pedirnos nada a cambio, para crear un mundo mejor, más hondo, menos artero, en el que las víctimas no deban pedir perdón por haber sido ultrajadas, violentadas, asesinadas, masacradas, para que al fin y al cabo la justicia reine en la tierra, quitándose el velo de la falsedad y la ignominia.
Estamos aquí para que la infancia pueda ser infancia. Para detener por un instante el tiempo voraz. Para que más tarde recordemos que somos lo que hemos hecho con lo que nos han dado, y poder dar todo aquello que otros todavía no pueden por sí mismos.
Para que la vida no sea sólo el traspaso de mando. Para que otros hagan un mundo más bello, aún sin nosotros. Para que no se instale esa condición infrahumana según la cual todo conocimiento tiene que ser lucrativo y todo progreso deba ser tecnológicamente aciago para la vida humana.
Para celebrar que estamos aquí, porque no hay mejor sitio donde estar, porque no hay otro sitio donde estar.
Para celebrar lo que vendrá..."
CARLOS SKLIAR - Escritor, Investigador Cientifico, Poeta

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