lunes, 18 de noviembre de 2013

UN OSCURO DIA DE JUSTIN


Por Hugo Salas

VOLVIERON LOS VIEJOS DISCURSOS DISCIPLINADORES...
Y llegó Justin. Primero nos pusieron nerviosos los believers, y hubo que descargar en ellos toda la sorna que nos quedó sin usar contra los emos y las “tribus urbanas”. Qué ridículos, reaccionar así por la llegada de este pavote. Ni que fuera... (ponga aquí el nombre de un ídolo de su juventud). Nadie advirtió que estos fans, solitos, le pintaron la cara al Faena y por extensión a Puerto Madero (emblema del menemismo que aún hoy llevamos dentro). Con su sola presencia, sus gritos y su histeria adolescente obligaron a que la Meca cool mostrara su verdadero rostro: que es un mausoleo para viejos con plata, aunque tengan 20 años. Las manos que mancillaron el Art District con las consignas “te trago la waska” y “colame los dedos” tal vez hayan sido responsables de una de las pocas acciones contraculturales del año.
Y, claro, cuando no lo esperábamos, llegó el plato principal: ídolo suspende concierto. ¿Quién se cree? Tiene la manía de cancelar, el pibe. No nos respeta como país. Es problemático. No se descompuso, se dio con todo. Tendría que haber hecho el show igual. Nótese: no le reclamamos el extravío, ni siquiera que sea “un mal ejemplo”. Si supiera drogarse y cumplir con sus compromisos, sería “un verdadero artista”. Es más, ¿qué ídolo sería sin el glamour de alguno que otro exceso? Por suerte, toditos los medios coincidieron y se apuraron a hacer cola para pegarle.
A un chico que tiene 19 años. Que tiene 19 años y desde hace cinco es una estrella mundial, ya no tiene espacios privados y demasiadas noches al año sale a un escenario a manejar a miles de personas que si pudieran aferrarlo, en la desesperación, probablemente lo matarían. Que no puede decidir que ya no quiere hacer eso. Que tiene que lidiar con un egotrip del que difícilmente saldría bien parado un adulto. Y sí, que probablemente esté en cualquiera. Pero nada de eso nos molesta. A la industria tampoco, por eso mastica a estos chicos como caramelos y los escupe. El showbiz descubrió hace rato que este tipo de talentos son escasos pero renovables. Y si se mueren también venden; ojo, por ahí hasta venden más.
Y está bien. ¿Qué se cree? ¿Que tiene derecho a dejar plantadas a las nenas de los padres que pueden pagar el meet and greet, eh? Beso y fotito, pendejo. No tenés coronita. Vos también tenés que portarte bien, aunque seas un sirviente de lujo. Y nos pone contentos que a él también le toque, y la sobreexplotación que no toleraríamos sobre ningún otro chico, nos parece entendible porque tiene fama y es millonario. El rock pierde así su última arista de resistencia. La estrella representaba la posibilidad –siquiera ilusoria– de que alguno que otro elegido escapara de la explotación. El ídolo le sirve hoy al sistema para convencernos de que el monto vuelve justificable, tolerable y justa la explotación. Y de ahí en más, sólo queda discutir el precio.
Publicado en suplemento radar del Pagina/12 el domingo 17/11/13

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Sergio Massa: instrumento del capital financiero


Por Leandro Cabello
El paso por el kirchnerismo de Sergio Massa para terminar en donde se encuentra hoy no habla de una modificación de su propia formulación política. Mucho menos quiere decir que hoy por hoy kirchnerismo y "massismo" –si es que existe tal término o si solo es una lavada de cara de lo que ya existía- sean lo mismo.
De la variopinta cantidad de explicaciones posibles, resaltan dos. Por un lado, el kirchnerismo debe replantearse sus métodos de armado político: no es poca cosa que varios de los principales opositores a este gobierno poco antes fueran integrantes del mismo.
Así como muchos se fueron, es posible que varios oficialistas sean los próximos opositores. Es este uno de los más importantes motivos por los cuales se dificulta la profundización del proyecto político, nótese que las deserciones se dan cada vez que se avanza en la cuestión nacional, el conflicto mismo generado no permite que intereses contrapuestos prosigan juntos.

Por otro lado, la estadía de Massa en el kirchnerismo, insistiendo en el asunto, no fue un replanteo de sus concepciones políticas, sino un mero oportunismo propio de aquellos que son capaces de camuflar momentáneamente sus intereses a la espera de la consagración propia.

Massa fue parido políticamente por la UCeDé, partido fundado por Álvaro Alsogaray, uno de los principales impulsores de la reducción del Estado para que sólo se ocupe de las cuestiones más elementales y no intervenga en el manejo de los aspectos básicos de la economía.

Este viejo jefe político de Massa adquirió reconocimiento público con frases como "hay que pasar el invierno" –siendo Ministro de Hacienda de Frondizi – proponiendo un plan antiinflacionario reaccionario; o "el único golpe de Estado justificable fue el del 55", viendo en el tres veces presidente Juan Perón al enemigo de los sectores cuyos intereses defendía. Con respecto a este último punto, Jorge Abelardo Ramos lo definía como "un representante de los intereses de las grandes empresas multinacionales, que no son solamente succionadoras de las riquezas de nuestro país sino de las del mundo entero".

La UCeDé sacó una interesante cantidad de votos en las elecciones presidenciales del 89, teniendo como base electoral a los sectores de la clase media más volátil de las grandes urbes que sienten un rechazo por las muchedumbres y que se desvelan por las "libertades individuales".

Cuando el PJ, cooptado casi en su totalidad por el menemismo, pasó súbitamente del "salariazo y la revolución productiva" a las privatizaciones y el desmantelamiento del Estado, al partido de Alsogaray no le quedó más remedio que el acercamiento.
Entre sus dirigentes hubo quienes se resistieron al ingreso; no fue el caso de Massa que participó activamente del ala que buscaba la fusión con el gobierno que hacía realidad el programa liberal de Alzogaray.

Así, Massa llegó, gracias a su "padrino político" Luis Barrionuevo, a una subsecretaría en el Ministerio del Interior y luego, con la intermediación de su suegro, el "Pato" Galmarini –asesor de Duhalde durante su interinato como Presidente- se posicionó al frente de la ANSES.

Este tramo de su vida política, que arranca cuando era un estudiante secundario que militaba en la juventud liberal de la UCeDé, si bien es fundamental, no es suficiente para hacer una crítica política. Vale decir, el problema no es solo su origen político sino cómo se mantienen hoy los mismos planteos con los que Alsogaray, influido por rabiosos monetaristas de la talla de Alfred Müller-Armack, Ludwing Erhard y Milton Friedman, formó a sus dirigentes.

Días previos a las PASO sacó todo el arsenal. Entre sus declaraciones destacan: "El sector que más aporta a la balanza comercial es con el que peor estamos. El campo, que es la actividad que más posibilidades de crecimiento tiene, es el que sufre más fricciones"; "El desendeudamiento fue importante, pero hay que entender que estamos perdiendo oportunidades en un mundo donde sobra liquidez"; "Debemos terminar con la idea de querer regular todo" y finalmente propuso la vuelta a las AFJP en "forma complementaria".

Con estos enunciados se puede ver que es uno de los representantes que tienen los sectores concentrados agroexportadores furibundos por las retenciones y la negativa a devaluar, las transnacionales que ven dificultada la transferencia de renta al exterior; los especuladores que desean aprovechar las bajas tasas de interés internacionales para aumentar la obtención de renta sin producir absolutamente nada, y el capital financiero internacional que quiere recuperar los fondos provisionales y subordinar a nuestro país por medio del endeudamiento como en el cuarto de siglo que siguió a 1976.

Pasado y presente definen a un personaje hecho a la medida de la intervención extranjera en países de la periferia. Para un país que cometió el de alejarse de las órdenes del capital financiero mundial para buscar la redistribución de la riqueza entre sus habitantes, Massa, junto al resto de los políticos formados en la usina de la partidocracia y a la "legión de los expertos en finanzas que no saben nada de economía", son el instrumento para volver el tiempo atrás, a esos años en los que el endeudamiento estaba por encima de la felicidad de los argentinos.

lunes, 4 de noviembre de 2013

Los Intocables


Por Eduardo Aliverti
Ni el más imaginativo de los analistas podría haber previsto que en menos de 48 horas se esfumarían, casi literalmente, los efluvios del acto electoral. Y que haya sido así encierra una de las conclusiones más profundas que dejaron las urnas.
Uno de los principales editorialistas de la vocería mediática opositora escribió ayer que el Gobierno pasó “de una derrota notable a una victoria enorme”, en ese tiempo record. Su artículo es un relevo de pruebas a confesión de partes como pocas veces debe haberse visto, con ese nivel de violencia retórica explícita, desde uno de los órganos que presumen de independencia periodística. El hombre dice que nadie se explica por qué estos jueces le hicieron este favor a la Presidenta. Sólo eso sobraría, para eximirse de todo otro comentario, desde el momento en que juzga una sentencia judicial como exclusivamente medible en especulación política y no por su análisis técnico y de volumen democrático. Pero tan aparatosa conclusión no le bastó y afirma luego que el fallo de la Corte sacó a los triunfantes líderes opositores, con un golpe preciso, del centro de la escena. Recórcholis: ¿cuán “notable” fue la derrota oficialista y cuánto de potentes son los “líderes” (?) triunfantes si no son capaces de sobrellevar una sentencia adversa? Esa “paliza” sufrida por el kirchnerismo, o esa ratificación de que sigue siendo la fuerza nacional más sólida; ese Sergio Massa que volvió a emerger como la gran chance de restauración conservadora, o ese mero alcalde de Tigre al que le aguarda la superación de saber rejuntar voluntades en comicios legislativos de escala intermedia; esa renovada derrota del oficialismo en los distritos decisivos o esa percepción de que aun así los pingos se ven en la cancha de las elecciones presidenciales, duraron mediáticamente lo que canta un gallo. El fallo de la Corte en respaldo a la ley de medios ni siquiera dejó en pie que ganó Racing. La oposición tan presunta y gallardamente vencedora quedó en orsay, empezando por la mudez semántica del alcalde tigrense, continuando por Elisa Carrió como la única desorbitada que anunció promoción de juicio político contra el presidente de los supremos, y rematando con unos periodistas que fueron a la OEA a quejarse de que están amenazados porque tienen todos los recursos para decir todo lo que se les antoja. ¿Cómo fue que pasó esto? ¿Cómo es que un episodio judicial liquida, al toque, las repercusiones de una votación general caracterizada cual comienzo de fin de ciclo? Obvio que fue y es porque resultó perdedora una corporación notable, emblemática, enormemente poderosa. Pero mucho antes que eso debe tomarse nota de qué le ganó, no importa si de manera total o parcial. Le ganó una firmeza, una vocación, un poner fichas contra quien era invencible, una creación de clima progre y decidido, un triunfo de la política cuando parecía que los grandes políticos y la gran militancia social se habían extinguido en los brazos neoliberales de los grandes dueños de la economía. Eso es lo que ganó. Y porque ganó esa épica es que un veredicto electoral puede aparecer evaporado, debido a que lo macizo no es lo pasajero sino la reconstrucción de un sentido colectivo más justo y solidario. A la altura significativa de haber bajado el cuadro de Videla, de la Asignación Universal por Hijo o de la reestatización de YPF, el fallo de la Corte acompaña lo bueno que le pasó a la Argentina desde 2003.
El jueves pasado a la noche, en ronda periodística, se recordaba el horrible desempeño que tuvieron los letrados de Clarín durante las audiencias públicas de agosto. Una falla pomposa y resaltada por el contraste con la brillante intervención de Graciana Peñafort, abogada de la Afsca. Se coincidió en que ese yerro improbablemente pudo servir para cambiar algún voto del tribunal, pero también en que acaso reforzó convicciones. La pregunta generalizada, ya circulante en muchos y variados sectores tras aquella ronda de amicus curiae, era, es, cómo puede ser que una de las corporaciones más influyentes del país no recurriera a profesionales de otro nivel para encarar semejante contienda. Del mismo modo, como la decisión de la Corte habría causado sorpresa en El Grupo, hubo el interrogante de cuáles fuentes tribunalicias maneja tamaño emporio. Desde hace, de mínima, tres semanas, el mundo periodístico bien informado contaba con el dato de que Santiago Petracchi votaría a favor de la constitucionalidad de la ley, quebrando un relativo empate entre los seis miembros restantes (lo cual se corroboró a través de las disidencias totales y parciales del dictamen). Un colega de esa tertulia, que nucleaba a gente de los medios con diversas proveniencias y extracciones ideológicas, dijo entonces algo de una sencillez terminante: “Es el acostumbramiento a la impunidad”. Todos acordaron, porque cómo negar que es así. Clarín consiguió demorar cuatro años la aplicación de una ley votada por mayoría categórica, es cierto. Quizá no haya antecedentes de episodio análogo en lugar alguno. Y es igualmente cierto que la cosa no terminó: en las chicanas jurídicas, vuelve a empezar. Terminada la guerra respecto de un vértice de legalidad clave, y como ya indicaron observadores y cronistas de simpatías gubernamentales y opositoras, se viene por parte de El Grupo la guerra de guerrillas, la táctica foquista o como quiera llamársele a seguir judicializando cada paso que debería dar en dirección a cumplir lo ordenado por la Corte. Los jueces amigos no se esfumaron y la apuesta será llegar a 2015 sin haberse desprendido de nada de lo que les sobra, confiar en el candidato que propagandizarán hasta en la sopa –abierta o subrepticiamente– e impulsar una contraofensiva parlamentaria. En simultáneo, al Gobierno le aguarda ya mismo el desafío de demostrar que la derrota judicial de Clarín es empática con más y mejores medios; más y mejores sustentabilidad económica, diversidad y programaciones, a cargo de más y mejores actores mediáticos profesionalizados. Hay logros, pero falta demasiado. Y mucha parte de lo faltante es producto de un kirchnerismo que, en alguna medida, se durmió en los laureles al cabo de sancionada la ley de medios. El Gobierno tuvo y tiene una visión que peca en exceso de “industrialismo” televisivo. Procedió, y hasta hoy procede, como si sólo se tratara de combatir contra la prédica perforadora del Trece o TN. Como si únicamente fuera cuestión de que, por arte de magia o influencias, aparecerá de la noche a la mañana un grupo reemplazante en condiciones de sustituir, desde el palo, las habilidades de Clarín. Así es, aunque la cita suene frívola, que si Lanata mide bien salen a competirle con el fútbol. Esa –entre otras cuantas– es una artimaña legítima en la lucha por construir poder simbólico (que vaya si es poder). Pero como política de comunicación es renga, en tanto fin en sí mismo. El choque no se relaciona, en lo nodal y apenas como ejemplo, con quiénes se harán cargo del canal de aire. Más todavía: dicho en plata, la prioridad de El Grupo no pasa por Canal 13, ni por Radio Mitre, ni por la 100, ni menos que menos por sus señales de cable (TN, Volver, TyC Sports, Metro y compañía). Le importan como factores de presión y eslabones que hacen al corpus de que debe jactarse un multimedios enérgico. Nunca como negocio determinante. La crema es Cablevisión, que explica el 90 por ciento del origen de las utilidades de Clarín, y que en alguna instancia, a partir de ahora, no debería superar el 35 por ciento del mercado. Todo el resto, centralmente, es una tela que sirve a los intereses ideológico-corporativos desde la fijación de agenda. Desde ya que ese aspecto es importantísimo, porque significa la integración entre sanidad económica y construcción política. Pero no es el campo único. El logro de un espectro radiofónico y televisivo más amplio, pluralista y profesional no puede quedar reducido a lo que debiera achicarse Clarín, que con suerte será un pequeño porcentaje en sus proporciones cuantitativas.
Sin embargo, y sin perjuicio de esas advertencias, el dictamen de la Corte tiene un valor apabullante acerca de lo que es posible conquistar cuando hay decisión política de enfrentar a los grandotes. Una entereza que –debe subrayarse– es producto de quienes no cejaron en la lucha por una ley de medios de la democracia. Veintiséis años de lucha, más los cuatro de yapa de que dispusieron los pobres grupos afectados. Alfonsín, a quien de paso vale reivindicar al cumplirse este aniversario redondo del retorno a las urnas, intentó pero no pudo o no supo. Más lo primero que lo segundo, en opinión del firmante, habida cuenta de todos los frentes que tenía abiertos cuando no había confianza absoluta en la estabilidad de la hija recién parida. Menem les dio todo lo que querían, y Kirchner, tras el jugueteo impuesto por su debilidad iniciática o por convicciones entonces blandengues, los enfrentó de una vez por todas. Pero en medio, siempre, hubo la tenacidad de los imprescindibles. Es la celebrada hora de reconocer a tanto militante suelto y orgánico, a tanto activador gremial, a tanto organismo de derechos humanos, a tantos colegas, a tantos intelectuales jugados, a tantos comunicadores marginales; a tantas charlas, seminarios y conferencias motorizados en soledad en los lugares más propicios y en los más perdidos, en los más progresistas y en los más conservadores, por la gente que no se rinde jamás.
Gracias a todos ellos. Las elecciones pasan, se ganen o se pierdan y se interpreten como se interpreten. Pero lo que tiende a quedar son estos sellos. Estas marcas de lo que puede alcanzarse en beneficio popular cuando se juntan aspiraciones y decisiones. Nadie, con honestidad analítica o salvo que pertenezca al bando de los grandotes, puede no festejar que la política les haya ganado otra batalla a los intocables.

Publicado en Pagina/12 del dia 04/11/13 - opinion de  Eduardo Aliverti

domingo, 3 de noviembre de 2013

MADE IN ARGENTINA

La restricción externa y la balanza comercial


Por Javier Lewkowicz

Analizando sector por sector de la balanza comercial para mostrar cuáles son superavitarios y cuáles son deficitarios, para precisar el desafío del desarrollo económico. La reversión del resultado comercial en los rubros deficitarios es una tarea compleja y prioritaria para la política industrial. No consiste sólo en la sustitución de importaciones, estrategia preferida en la década del ’50 y ’60, porque la globalización de las cadenas de producción por parte de las empresas impide llegar a productos “ciento por ciento” nacionales. La estrategia es mejorar la inserción exportadora en diversos segmentos industriales y de bienes de alto valor tecnológico.

La economía argentina registra una dualidad estructural de larga data que resulta central para comprender problemas de raíz. Según los datos recopilados por Cash, entre enero y agosto de este año sólo 7 de los 31 sectores de la producción de bienes y servicios mostraron superávit comercial. Del privilegiado grupo que pudo generar divisas, el 90 por ciento de los dólares ingresaron por la venta de alimentos, bebidas y productos primarios del agro. Del otro lado, la manufactura, que genera más empleo y utiliza de forma más intensiva la tecnología, acumuló un déficit superior a los 20 mil millones de dólares, excluyendo a la energía.
Desde el punto de vista de lo deseable, la Argentina no debe dejar de ser inclusiva en los próximos años y décadas. La caída de la desigualdad y la mejora en las condiciones laborales requieren de un aumento del empleo y los salarios. El resultado es un mercado interno fuerte, que presiona sobre las importaciones de bienes, insumos y maquinaria y permite a las empresas extranjeras ganar dinero que luego giran al exterior. Entonces se produce una presión estructural sobre la disponibilidad de divisas.
El único camino sostenible desde el punto de vista de la soberanía económica es tener superávit de cuenta corriente, donde sobresale la balanza comercial, que registra el intercambio de bienes con el exterior. Esto no elimina la posibilidad de tomar deuda externa para financiar proyectos de infraestructura prioritarios o incluso para salvar una situación de stress en el sector externo, así como tampoco de apelar al incentivo a la inversión extranjera (IED). Pero hacer del aporte de la deuda y la IED el nudo de la estrategia implica someterse a la voluntad del mercado y de las transnacionales. Y el desarrollo económico no es un camino de rosas. Si la periferia se desarrolla, pierden las economías centrales. Nadie quiere financiar de buena gana un modelo de desarrollo que discuta la ganancia del propio financista.

Dualidad

En los ocho primeros meses del año el superávit comercial fue de 6292 millones de dólares. Ese total se obtuvo a partir del ingreso de divisas por parte de 7 sectores de la producción por un total de 34 mil millones de dólares y un déficit de los 24 sectores restantes de 27.700 millones. Hilando más fino se percibe que de los 34 mil millones que consiguieron los sectores superavitarios, 30 mil millones, el 90 por ciento, se explica por la elaboración de alimentos y bebidas (17,4 millones) y por agricultura, ganadería y caza (13,3 millones de dólares). Entre los deficitarios, maquinaria y equipos explica el 40 por ciento del déficit (11.200 millones), energía representa el 21 por ciento (5800 millones), el sector químico un 13 por ciento (3700 millones) y vehículos y equipos de transporte el 11 por ciento (3070 millones).
Esos datos reflejan una dualidad estructural, porque sólo los sectores que aprovechan las ventajas comparativas del país en materia agropecuaria son superavitarios y aquellos que requieren de un enorme esfuerzo colectivo para desarrollar habilidades especiales no vinculadas a los recursos naturales son deficitarios. Pero, retomando, si la cuestión es tener divisas comerciales para financiar el crecimiento, ¿por qué debería tener relevancia qué es lo que vendemos y qué compramos?
Tener un sector productor de alimentos altamente superavitario es una condición necesaria para el desarrollo nacional. Es la actividad donde el país tiene más productividad por sus condiciones naturales pero también por muchos años de experiencia y capacidad acumulada por las empresas. Ningún país quiere descuidar ni un solo mercado que le permita mejorar su ecuación comercial. Los sectores primario y de manufacturas agropecuarias no son las excepciones, ni siquiera para los países desarrollados.
Según el International Trade Center, que depende de la Unctad, Argentina es el segundo exportador mundial de cereales. Pero no comparte las primeras posiciones sólo con países subdesarrollados: el primer puesto es para los Estados Unidos y el tercero para Francia. Le siguen India, Australia, Canadá, Ucrania y Brasil.
En las ventas de aceite de semilla, frutas orgánicas y granos, los líderes son Estados Unidos, Brasil, Canadá, Argentina, Holanda y Australia.
En aceites vegetales, Indonesia, Malasia, Argentina, Holanda, Estados Unidos y Ucrania.
En residuos de la industria alimentaria y alimento para animales el orden es Argentina, Estados Unidos, Brasil, Holanda, Alemania, Francia, China, India.
La conclusión es que los países que tienen condiciones para exportar alimentos, las explotan y mucho.
El problema para la Argentina es que esos dólares no alcanzan. Llegan con lo justo en el contexto actual de precios internacionales todavía altos, pero un deterioro de los términos del intercambio, que encima es un escenario probable, pondría al sector externo en alerta rojo. Además, el agro tiene un techo de producción que es la superficie cultivable. E incluso si las divisas alcanzaran, existen otros problemas. Se trata de sectores que ocupan poca mano de obra, algo que atenta contra el objetivo primero de tener una economía inclusiva y que tienda a la justicia social. El caso extremo es el de los países petroleros de Medio Oriente: un ingreso per cápita altísimo con un grado de desigualdad social mayúsculo.
Por otro lado, la explotación de los recursos naturales en una escala tan grande supone problemas de sostenibilidad ambiental que es necesario no menospreciar y que requieren de un alto (y arduo) consenso social.

Déficit

La información desagregada del balance comercial enero-agosto 2013 muestra que el sector más deficitario es la fabricación de maquinaria y equipo (-5300 millones de dólares) que actúan sobre los materiales (como manejo, rociado, pesado o embalado), incluidos componentes que aplican fuerza que se utilizan en actividades industriales, de construcción, ingeniería y agricultura. Le sigue sustancias químicas (-3750 millones), que incluye plaguicidas, insecticidas, herbicidas, fertilizantes, tintas y curtientes, entre otros. En tercer lugar aparece el sector de energía, con un saldo negativo de 5800 millones de dólares, por las compras de gasoil para abastecer a las centrales térmicas y de gas para el consumo.
El intercambio de vehículos automotores, remolques y semirremolques y de otros tipos de transporte demandó más de 3000 millones de dólares. Allí se incluye autos, equipos de transporte industrial, chasis, tractores, partes eléctricas de autos, carrocerías y otras autopartes. En tanto, maquinaria y aparatos eléctricos requirió casi 2000 millones de dólares, por las compras de motores, generadores y trasformadores, baterías y equipos de iluminación. Le sigue equipos, aparatos de radio, televisión y comunicaciones, con 1450 millones, y máquinas de oficina, por 1444 millones, que se explica en buena medida por la actividad de las firmas en Tierra del Fuego.
Los países desarrollados sí tienen un liderazgo indiscutible en los rubros de manufactura intensiva en tecnología. En equipamiento eléctrico y electrónico el primer exportador es China, seguido de Estados Unidos, Alemania, Japón, Corea y Singapur.
En maquinaria, reactores nucleares y calderas, China, Alemania, Estados Unidos, Japón, Italia y Holanda.
En fertilizantes el orden es Rusia, Canadá, China, Estados Unidos, Alemania, Holanda, Bielorrusia y Bélgica.
En productos farmacéuticos, Alemania, Suiza, Bélgica, Estados Unidos, Francia, Reino Unido e Irlanda.
En ferrocarriles y equipamiento, China, Alemania, Ucrania, Estados Unidos, México, España, Austria y Rusia.
En autos, Alemania, Japón, Estados Unidos, México, Corea, Canadá, China, Reino Unido y Francia.
En aeronaves, astronaves y sus partes lideran Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido, Canadá, Singapur, Italia y Brasil.

Desafío

La reversión del resultado comercial en los rubros deficitarios es una tarea compleja y prioritaria para la política industrial. No consiste sólo en la sustitución de importaciones, estrategia preferida en las décadas de los ’50 y ’60, porque la globalización de las cadenas de producción por parte de las empresas impide llegar a productos “100 por ciento” nacional. La mejora en el resultado entonces también estará ligada a una mejor inserción exportadora en segmentos industriales donde el país esté bien posicionado, ya sea por contar con un mercado interno fuerte, empresas públicas que actúen de estímulo y del sector privado que acumulen experiencia y mano de obra calificada. Nada de “esto se resuelve fácil”, como muchos políticos y economistas plantean en la televisión

Saldo comercial

–Diferencia entre exportaciones e importaciones, en dólares, de enero a agosto de 2013–
Sectores superavitarios
Alimentos y bebidas17.449.178.436
Agricultura, ganadería y caza13.347.837.377
Metales comunes1.335.059.986
Organizaciones y órganos extraterritoriales1.246.062.904
Minerales metalíferos391.724.694
Marroquinería270.700.761
Producción de madera11.600.586
Total34.052.164.744
Sectores deficitarios
Tabaco13.613.234
Pesca14.905.640
Otras minas y canteras32.601.272
Silvicultura y extracción de madera43.304.126
Edición e impresión60.067.284
Prendas de vestir y teñido de pieles121.191.857
Carbón, lignito y extracción de turba148.674.544
Electricidad, gas, vapor y agua caliente226.781.056
Minerales no metálicos238.048.368
Papel y de productos de papel425.800.411
Productos textiles456.042.516
Muebles; industrias manufactureras520.013.414
Otros tipos de equipo de transporte666.266.174
Productos de metal, excepto maquinaria y equipo703.296.013
Productos de caucho y plástico929.767.840
Instrumentos médicos, ópticos y relojes1.066.276.304
Maquinaria de oficina, contabilidad e informática1.444.275.636
Equipos de radio, televisión y comunicaciones1.450.824.998
Maquinaria y aparatos eléctricos1.934.496.729
Autos, remolques y semirremolques2.404.714.363
Petróleo crudo y gas natural2.747.658.704
Coque, nafta y combustible nuclear3.051.622.739
Sustancias y productos químicos3.752.318.815
Maquinaria y equipo5.311.087.309
Total27.763.649.346
Saldo comercial6.288.515.398

Fuente: Elaboración propia en base a datos oficiales.
Publicado en el Suplemento Cash de pagina/12. El 03/11/13. Por Javier Lewkowicz

miércoles, 30 de octubre de 2013

Tres poderes del Estado debieron dedicar recursos y saberes para que un solo grupo se adecúe a derecho...

Por Diego Jaimes

El Estado, la sociedad civil y la movilización popular

El flamante fallo de la Corte Suprema de Justicia en torno a la constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual pone de nuevo en marcha la posibilidad de aplicación total de la norma y abre el camino, no solo para que el grupo de medios más influyente cumpla con la ley, sino también para continuar con el proceso social y colectivo de democratizar los medios de comunicación.

El 29 de octubre de 2013 quedará en la memoria de nuestro país como el día en el cual el Estado hizo valer su rol como ordenador de la sociedad frente a las corporaciones económico-mediáticas. Tres poderes del Estado, que representan de distintas maneras la soberanía popular, debieron dedicar recursos, saberes y equipos técnicos durante varios años para que un solo grupo de medios -el más influyente de la Argentina- se adecúe a derecho.

El Poder Ejecutivo nacional, a través de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, presentó en marzo de 2009 el proyecto de ley que se propuso reemplazar al viejo decreto-ley 22.285, escrito a sangre y fuego por la dictadura militar. El Poder Legislativo se expresó claramente, a partir del acuerdo de distintas fuerzas políticas, y votó ese proyecto por amplia mayoría -con importantes modificaciones- tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores pocos meses más tarde. Y la máxima expresión del Poder Judicial -la Corte Suprema de la Nación- confirmó la constitucionalidad de todos y cada uno de los artículos de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, luego de cuatro años de intensa disputa en el plano jurídico.

Pero también la sociedad civil jugó un rol preponderante en este proceso, cuando desde las radios comunitarias, los sindicatos de trabajadores de la comunicaciónn, los pueblos originarios, las universidades públicas, los organismos de derechos humanos, los artistas y músicos independientes -entre muchos otros actores sociales- elaboraron los “21 puntos por una Radiodifusión Democrática”, que sirvieron de base para el texto de la Ley más discutida de la democracia. La que se elaboró con mayor participación popular. La más fundamentada y comparada a nivel internacional.

La reciente decisión de la Corte sorprendió a todos, que esperaban un fallo “salomónico”, que mostrara una Corte equidistante de los actores en juego. ¿Por qué dos días después de las elecciones de medio término? ¿Hubiera sido el mismo fallo con otro tipo de resultados electorales? ¿Quién imaginaba un fallo tan favorable a la Ley? ¿Fueron las audiencias públicas -en las cuales Clarín mostró sus argumentos más débiles- la instancia determinante para esta decisión?

¿Toda la Ley trata sobre la adecuación de Clarín? No, por el contrario, otra veintena de grupos que se exceden en su cantidad de licencias deben desprenderse de las que le sobran adecuándose a derecho. Pero todos ellos han presentado sus propuestas a la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual -AFSCA-, organismo de aplicación de la Ley, en tiempo y forma. Sólo Clarín no lo hizo, y este mecanismo de negación frente al Estado hoy se le puede volver en contra, ya que es posible que se el mencionado organismo actúe de oficio, eligiendo de qué licencias debe desprenderse.

Pero la Ley no solamente se propone acabar con la concentración del mercado, sino también -desde un enfoque de la comunicación como derecho humano y no como mero negocio comercial- impulsar la pluralidad de voces, es decir, que nuevos actores sean sujetos legales de comunicación. Y no solo los nuevos, ya que entre estos actores están decenas de radios comunitarias que nacieron fuera de la ley dictatorial a fines de los años ochenta y aún esperan obtener su licencia. Pero también los medios de los pueblos originarios, de las escuelas primarias, secundarias y de institutos terciarios, de las pequeñas y medianas empresas que apuestan por el mercado local, de los municipios, las universidades, que vienen constituyéndose como productores de nuevas miradas, relatos y versiones de las realidades que no son del interés de los medios de las grandes ciudades.

¿Qué pasará en el día después de este 29-O? Los grupos que no cumplen con la Ley deberán adecuarse. Pero también será necesaria una fuerte dinámica social y política para poner en marcha la totalidad de los artículos de la normativa: los que refieren a la desmonopolización, pero también los que fomentan económicamente a los medios comunitarios y populares, los que definen la necesidad de un Plan Técnico para ordenar las frecuencias, los que promueven la producción de contenidos locales y la música nacional e independiente, los que promueven la equidad de género y el respeto por los derechos de la infancia y las personas con discapacidad, los que permiten ampliar con fuerza y consistencia el mapa comunicacional, donde sean muchos y diversos los actores -privados, comunitarios, públicos- que estén habilitados para ser sujetos legales de comunicación. Para esto, será clave no solamente la imprescindible gestión del Estado sino también la movilización popular, ésa que comunica en la calle, en el territorio, en la organización de base, escenarios donde la comunicación y los medios pueden lograr un fuerte impulso, aunque no sean acciones que cotizan en Bolsa.



Publicado en el portal de Telam el 30/10/13 . escrito por Diego Jaimes

martes, 24 de septiembre de 2013

Delivery Spinetta

Otra vez, Delivery Spinetta sonando de 21 a 23 hs por ChimanRadio, un Programa que hacemos entre todos, tenes que estar...


viernes, 2 de agosto de 2013

Si Tan Solo entendieras...

Cuando estés dispuesto a RENUCIAR que el estado te subsidie la Universidad a la que asistís, el gas Natural de tu casa, el combustible de tu auto y el transporte común y/o aéreo por el que viajas, entonces recién ahí y solo ahí exigí que un niño no cobre la asignación Universal, que un adolescente no reciba su Netbook, que un desempleado no perciba un plan social y que un abuelo no se jubile por que trabajo toda su vida en Negro.
Dicen que, quien menos tiene mas solidario es, debe ser verdad, al menos jamás se ha visto un cacerolazo de personas de bajos recursos reclamando que con el impuesto al IVA que ellos pagan, no se subsidie la universidad a la que NO asisten, El gas Natural que no usan, el combustible del auto que No tienen y el transporte Aéreo por el que no viajan.

 Si tan solo entendieran que los mayores subsidiados no son los pobres, quizás quien sabe, hasta podrían sentirse agradecidos…

 Extraido de la web, autor Anonimo

lunes, 29 de julio de 2013

Una campaña sincera

Por Eduardo Aliverti
Hay quienes se manifiestan sorprendidos por el bajísimo nivel que muestran, si no todos, la gran mayoría de los spots de campaña lanzados esta semana. ¿La sorpresa no sería que sucediese lo contrario?
En líneas generales, las críticas apuntan al papel del ridículo en que caen fuerzas y candidatos. Algunas piezas son francamente desopilantes en ese sentido, al punto de tener que preguntarse si los creativos publicitarios sufrieron un ataque masivo de pereza o falta de ingenio. También cabe admitir que, por mayor inventiva de que pudiera disponerse, es imposible que el chancho chifle. En todo caso, sería exigible que, si no cae una idea, por lo menos no se incurra en el grotesco. Es preferible la reiterada insipidez absoluta de ciertas convocatorias, del tipo de “Juntos Podemos” y en el que confluyen Vilma Ripoll y el rabino Sergio Bergman; o de remarcar la necesidad de abrazar a un enfermo y sonreír, a poner gente grande como cocinera de menús políticos. O mostrar a una familia dividida entre Argen y Tina. Pero: tanto la bobería de juntar a no se dice quiénes para poder no se dice qué, como mostrar que estamos partidos al medio y que se cuenta con una fórmula mágica igualmente invisible, a fin de amucharnos a todos en el paraíso cual si la política no fuese el ejercicio del conflicto, responden a la misma concepción de no tener nada que decir que pueda decirse. El sociólogo Luis Alberto Quevedo subraya en torno de eso la profunda contradicción del generalizado mensaje opositor. Por un lado, llaman a la concordia nacional, a terminar con las diferencias de una vez por todas, a esa cosa insultante contra el sentido común que es estar a favor de la felicidad. Pero por otro, disparan que se trata prioritariamente de acabar con el kirchnerismo, de frenarlo a como dé lugar, de ignorar a la amplia porción de la sociedad que por los motivos que fueren continúa respaldando al Gobierno tras diez años de gestión. Ella o Vos, estamos hartos, cambiar el fracaso, parémosla, y tantos símiles, trazan un eje que excita lo imperioso de confrontar, bien al revés de lo pregonado. Los exabruptos de brusquedad u ordinariez que hay en el oficialismo, en cambio, son más excepción que regla. La línea propagandística del Gobierno no es la tontería de los llaveros de Moreno, objetivamente. Está asentada en mostrar gestión con Cristina a la cabeza y a partir de ahí se puede estar de acuerdo o estallar de bronca, porque la imagen de la Presidenta no suele generar términos medios. Justamente, también podría cuestionarse que esa centralidad es excesiva; que minimiza, sobre todo, a un encabezamiento de lista bonaerense necesitado, todavía, de mayor conocimiento público. Pero, en su conjunto, la campaña oficialista no es acusable de instalar difamaciones, ni de emplazar a choques frontales y fundados en el antitodo. Podrá ser imputable en otros aspectos. No en ése. ¿Qué diría, entonces, la lógica más estricta, si se le pregunta quiénes son los que verdaderamente portan un mensaje de odio o enfrentamiento?
El otro extremo son las ondas de amor y paz que tiene por único discurso el candidato principal del Frente Renovador bonaerense, y que, por esa vía aparentemente tan distinta, concluye en el mismo puerto de insustancialidad. Como se sabe, Mauricio Macri le pidió al intendente de Tigre que aclare si las fuerzas de ambos son aliadas, porque, según el alcalde porteño, la gente le pregunta si Massa “es o no de los nuestros”. Pocas horas después, Macri reforzó esas afirmaciones aunque agregó que tiene “la esperanza de que el massismo le ponga un límite al kirchnerismo”. Y Massa le contestó con una de esas frases que, más que de cuño propio, corresponden al evangelio de cómo dar vueltas sin decir nada nunca: “Nosotros armamos una fuerza política que tiene la capacidad de convocar a todos los sectores sin distinción, porque tenemos la vocación de abandonar las peleas del pasado para construir el futuro”. Una respuesta como ésa no merecería muchas consideraciones que digamos, aunque después habrá de volverse sobre si acaso la nadería no encierra toda una definición. Pero el resto es infartante. Hay candidatos del PRO en cerca de cuarenta listas de Massa (sí, cuarenta), en otras tantas localidades de la provincia, para que Macri le pregunte públicamente si son aliados y el tigrense le conteste que la lluvia es agua que cae del cielo. No conforme con eso, el jefe de la Ciudad deposita en otro la fe de que se pueda acabar con el kirchnerismo. Por idéntico precio, es el mismo otro a quien le reclama despejar las dudas en torno de si no es un kirchnerista encubierto. Como comedia de enredos es maravillosa. Y como observación política resulta dramática, al menos para quienes se pretenden desprevenidos acerca de qué representa Massa y de la ninguna vocación de (mayor) poder que tiene Macri. Si éste espera que el ex jefe de Gabinete produzca alguna enunciación impactante y que lo exhiba sin titubeos como el hombre de derechas que es, puede seguir esperando. El juego de Massa no pasa por ahí, ni de lejos. Y de manera análoga, lo que curiosa o no curiosamente algunos medios de la oposición denominan “centroizquierda” no irá más allá de machacar sin descanso contra la corrupción. Ese es su comienzo y final discursivo. Por fuera de eso, si es por propuestas, suena inaudito armonizar el ideario ideológico de Solanas –el histórico, claro– con el de Carrió; o vestir de progresista al votador de Capriles, quien ofrece como idea de “pacificación” una parrilla llena de chorizos.
Pareciera que la contienda se centra en los medios de comunicación y no en la lid de las elecciones propiamente dicha. Titulan que “en campaña, anuncian el reintegro de Ganancias del aguinaldo”. Y copetean que “lo hizo la Presidenta, en medio de la batalla electoral”. Pero no titulan que en campaña Macri inauguró el metrobús. Más aún, se exultaron sin empacho sobre el “éxito” de esa vía de transporte colectivo cuando recién se lanzaba. Es de desear que sea un éxito, desde ya y quede bien claro, porque implicaría una mejora en la cotidianidad de muchísima gente; pero no hay forma de justificar que se lo designe así, sin que medie un período de comprobación empírica. De ésas hay cantidades agotadoras en las páginas de los diarios, en los zócalos televisivos, en los portales, en los boletines radiofónicos. Enseguida, parecería eso de que es por los medios donde circulan los debates o combates auténticos. A juicio de este comentarista, que sea así –y vaya si lo es, desde el momento en que la agenda opositora la manejan corporaciones de prensa y algunos periodistas en particular, con su réplica en los medios oficialistas– no significa que en el terreno electivo no haya ideas. Hay y son las mismas, en verdad, sólo que presentadas de otra forma. Más solapada, quizá quepa decir, y a la par con una más alta o explícita caída en lo caricaturesco porque rige el sometimiento a tiempos y fraseología muy breves. O acaso será que sólo semeja todo eso. Quevedo sostiene que hay una frontera demarcatoria entre lo circulante por los medios y el global del resto de la campaña (que no consiste solamente en los spots de radio y tevé, por si fuese necesario aclararlo, sino en una totalidad de signos diversos). Sin embargo, agrega el sociólogo, esa raya divisoria actúa como sintonía complementaria. Los medios y colegas opositores, por la virulencia que despliegan en cantidad y calidad, son el primer frente de ataque gracias a su goteo o inundación permanentes de denuncismo y negatividad totales, despiadados. Y lo que se reconocería como campaña específica, técnicamente hablando –audiovisuales, afiches, recorridas callejeras, actos (muy pocos hasta ahora, dicho sea de paso), gestos de presentación y contestaciones en programas periodísticos y de entretenimiento, etcétera– podría apuntarse como “línea blanca”: candidatos que, excepto la izquierda “dura” y con Massa como expresión máxima junto a los satélites de otras fuerzas pero estilo similar, aderezan todo cuanto dicen mediante la advertencia de que el llamado de la hora es hacer amigos, dejar de pelearse, recomponer a los miembros enemistados de la familia y otros conceptos de similar profundidad. Es lo que el semiólogo Raúl Barreiros sindicó en las declaraciones publicadas ayer por este diario, al examinar el spot de Macri: “Lo importante es la sensación de que son un grupo de gente que se ríe, se abraza, se toca, como en los breves jardines de Londres. (...) Muestran la ‘calidad de gente que son’. Está esa idea de ‘quiero ser como eso’. (...) No plantean ni un programa breve de gobierno; ni siquiera intenciones que puedan ser pensadas como atractivas ideológicamente”.
En consecuencia, se da una suerte de paradoja. La impresión es que, en efecto, se trata de una campaña que esconde más que lo que muestra, porque casi ninguno se anima a desnudar sus verdaderas intenciones, so pena de favorecer al kirchnerismo si ostentan que le derrumbarían, inclusive, todo lo bueno que hizo. Pero en realidad, gracias a ese presunto vacío de ideas expresado en cuanta manifestación pública se quiera, lo que hacen es confesarlo abiertamente. Nunca hay vacío de ideas. Si te dicen que la política es unir, te dicen que van a unirse con los que no le traen ningún problema a los sectores del privilegio. Si te dicen que hay que cortarla con el pasado, te dicen que van a volver a él. Si te dicen que llames a los amigos que perdiste por la política para de nuevo comer choripanes todos juntos, te dicen que la política del Gobierno es darle choripanes a los negros que cargan en los micros.
Y si no te dicen nada, es que están diciéndote todo.
Publicado en pagina12 el 29/07/13

lunes, 22 de julio de 2013

F.Merides Truchas



Actualidad Pura...

La Vaca Flora

Por Eduardo Aliverti
Quizá no es curioso, pero sí interesante. Pasado un mes largo desde que concluyó el plazo para presentación de listas, y tres semanas desde que se oficializaron los candidatos, ninguno de los temas predominantes se relaciona con la campaña electoral. No, al menos, en forma directa. O: si es por propuestas concretas, explicitadas, no hay modo de encontrar alguna que no fuere frenar al Gobierno como sea. Parar al kirchnerismo. Los spots que comenzarán a difundirse en estas horas no permiten imaginar nada diferente.
La diferencia –se supone archisabida– es que de los K se conoce acabadamente qué son y hacia dónde van, o podrían ir, tras diez años de gestión y enunciación de rumbo ratificado (con la salvedad, ya expresada en esta columna, de que al oficialismo –según análisis y gusto personal– le restaría marcar algunas o varias ideas-fuerza específicas, ligadas más a lo faltante que exclusivamente a lo hecho). En cambio, de la oposición sólo se advierte que no se le cae o no expresa una provocación propositiva, ni una sola, ni de lejos, por fuera de lo señalado hace unas líneas: acabar con este modelo, restituir la República que nunca dicen cuándo estuvo ni dónde estaría, mandarlos presos a todos, etcétera. Luis Bruschtein lo destacó en su columna de anteayer en este diario, a propósito de ese odio destilado por los barrabravas de las redes sociales que se extiende al corpus argumentativo de la oposición. Su invento “superador” radica en Sergio Massa. Es la más grande construcción mediática de que se tenga memoria reciente tras haberse certificado que todos eran y son un cuatro de copas. Un ancho falso, para ser magnánimos. El intendente de Tigre se benefició con el espectacular negocio inmobiliario de Nordelta, puso unas cuantas videocámaras callejeras para registrar delitos y, a partir de ahí, lo catequizaron como un espécimen de peronista reciclable capaz de ser el yerno que casi toda suegra rogaría. Bien consciente de eso, gracias a los cálculos que apuntan a la imagen de muchacho con buenas intenciones, el propio Massa ya dijo que habrá de mantenerse en “el centro”, sin correrse jamás, por mucho misil que le enfoquen y disparen. Va a los programas de televisión de las madres y las novias, digamos, contando lo que le gustan las pastas domingueras en familia y parloteando lo bueno de no pelearse con nadie. ¿Cómo es en política no pelearse con nadie? ¿Cómo es dejar a todos satisfechos? Desde su propio palo admiten que es imposible descubrirle en Massa una definición profunda respecto de algo, pero muchísimo cuidado con considerar inocente ese perfil: no hay nada más ideológico que hacerse el desentendido. La (parte de la) clase media que compra Massa es la misma que compró De la Rúa, si es por apostar a un modelo con pinta de caballerosidad republicana que no joda sus intereses. Massa es quien acaba de firmar en escribanía que sus legisladores habrán de retirarse antes de suscribir alguna chance de recontraelección de Cristina, como si eso fuese una propuesta de algo. Hubo, en la mismísima derecha comunicacional, quienes fueron capaces de decir, reconocer, que, si un candidato a lo que fuera tiene que ir al escribano para garantizar una promesa, significa que necesita de sobreactuación para que se le crea.
Los dos temas primordiales de la agenda publicada –excluyendo el show interminable del caso Angeles Rawson y el aquelarre del centro porteño por un corte de calles, el jueves pasado– resultan ser los antecedentes del nuevo jefe del Ejército y el acuerdo de YPF con la petrolera Chevron. Sobre el general César Milani no debería tardarse mucho hasta encontrar la verdad de su actuación en la dictadura, aunque lo meneado hasta ahora sea suficiente para asombrarse. No hay término medio entre si este militar fue un represor de aquéllos, según las acusaciones volcadas, y si carece de historial sustantivo al respecto. Los organismos de DD.HH., nada menos que con el CELS a la cabeza, insisten en no contar con elementos probatorios contra Milani. El ministro de Defensa, Agustín Rossi, ya subrayó que es el cuarto ascenso de Milani y que el Gobierno está sorprendido, porque en ninguna de las instancias anteriores se generó semejante cuestionamiento. La base de las imputaciones es el testimonio de un ex preso político, Ramón Olivera, quien señala la participación de Milani en los interrogatorios a que fue sometido en 1977 tras su detención ilegal en La Rioja; también en la captura de su padre, y en la desaparición del conscripto Alberto Ledo. Se sumaría lo injustificado de su incremento patrimonial, pero son cuerdas separadas. Y si se comprueba que Milani fue lo que dicen que fue, al Gobierno no le queda más que retroceder sobre sus pasos y reconocer que se le escapó la tortuga. Pero lo asombroso es que nadie se dio cuenta de lo que sería su prontuario. Que Ramón Olivera aparece como acusador de la noche a la mañana, por mucho que deba contemplarse la invisibilidad de que son víctimas las denuncias habidas desde el interior profundo. Y que es más llamativo todavía observar a todos los medios de la oposición concentrados en el asunto.
En cambio: el tema YPF-Chevron puede someterse a apreciaciones subjetivas que, sin embargo, en algún punto, contactan con las eventuales especulaciones electoralistas de la cuestión anterior. Por empezar, es cierto que hace ruido haber nacionalizado la compañía petrolera y ahora establecer un convenio con la firma que supo fundar Rockefeller. No hace al romanticismo del relato oficial, por más que, igualmente, las cosas no son como dijeron que son. Los tipos tienen que invertir una montaña de dólares para llevarse, en la mejor de las probabilidades, un porcentaje menor al cabo de cinco años. Aportan el asesoramiento, el know-how, pero el trabajo técnico, los equipos, la dirección, los tiene YPF. No porque lo haya dicho Axel Kicillof. Porque es lo que se firmó. La existencia de “cláusulas secretas” –hasta donde se conoce– es una chicana. Y lo concreto es que alguien tiene que sacar el combustible para hacer funcionar económicamente el mediano-largo plazo, salvo que quiera anclarse en una cosmovisión algo extraña. La clave es si dirige el Estado o las corporaciones, mientras se acepte que lo estatal viene jugando, más o menos, a favor de las necesidades de las mayorías. Empero, como en tantas otras oportunidades, puede proponerse el juego de que todo lo que se cuestiona con tanta fruición es aceptable y hasta pasible de acuerdo firme. Para el caso, que acordar con Chevron es traición kirchnerista a la dialéctica propia. Y que el episodio Milani desnudaría las contradicciones de la “fábula” oficial, acerca de la política de derechos humanos. ¿Qué queda? ¿Creer que los medios y dirigentes opositores están sensibilizados con la lucha mapuche en el reducido terreno de Vaca Muerta sometido a exploración? ¿Creerle indignación antidictatorial a Morales Solá? ¿Aceptar que la maquinaria de destrucción contra el oficialismo proviene de un repollo que crece de casualidad los domingos a la noche? ¿Asimilar que motorizan las denuncias contra Milani quienes se manifestaron repodridos de seguir hablando de la dictadura?
¿Cómo se hace para no coincidir con la Presidenta cuando dice, como dijo en público, que son la Gata Flora? Si el que apunta que estamos entregando la soberanía por haber acordado con Chevron es Pino Solanas, pongámosle que es discursivamente coherente. Lo mismo si vocifera Altamira, o alguna agrupación universitaria con oratoria de izquierda radicalizada. Pero si el dedo acusatorio es de Carrió, de Prat-Gay o de Adolfo Sturzenegger, quien supo proponer la privatización del Banco Nación y de la recaudación estatal (ver archivos del diario La Nación, ediciones del 1/10/2000 y 5/09/1999, respectivamente), esto es una comedia patética. Insuperable. Terminal. Otro que habló de “un país de rodillas” es Martín Redrado, designado por Carlos Menem al frente de la Comisión Nacional de Valores en 1991. Prat-Gay, tras la aprobación de la ley 26.671 que estatizó YPF, expresaba a comienzos de mayo de 2012 que “el proyecto propone inversiones extranjeras, pero difícilmente vengan mientras se haya intervenido una empresa sin aval judicial...”. Un columnista de lo que se llama “la Corpo” escribió, citando fuentes innominadas, que el acuerdo de YPF con Chevron frena inversiones externas porque –entre motivos varios– hay cuestionamientos de comunidades indígenas. Es maravilloso: el establishment preocupado porque los indios están cabreros. Cambió la seguridad jurídica. Antes era que el FMI enviaría todos los jinetes del Apocalipsis si el país osaba enfrentarlo. Ahora es que la juridicidad internacional puede favorecernos en la medida en que Argentina respete derechos de los pueblos originarios. ¿Están hablando en serio? ¿El gorilaje, los menemistas, la muchachada de las AFJP, inquietos por la entrega de la soberanía energética? No jodan.
Natalio R. Botana, “columnista invitado” en Clarín del domingo 14 de julio último, dice que “el reparto equitativo de bienes públicos (educación, seguridad, salud, transporte) se desperdicia en medio de incompetencias, corrupciones y pérdida de vidas”. Se queja, enroscado en una prosa de difícil acceso que disimula relativamente bien la necesidad de acabar con, diríase, estos negros que mejoraron sus condiciones de vida. Botana. Apellido ilustre, o lustroso. Pero ni ese tipo de apellidos les sirve ya para ocultar que lo que no soportan es tener un negro abajo que suba o haya subido un poco, un poquito, un algo.
Es en esa tensión que se juega lo que empieza a votarse dentro de unos veinte días.

Publicado en pagina12 el dia 22/07/13

sábado, 20 de julio de 2013

Ignacio Copani se hace cargo y milita

Ignacio Copani volvió a utilizar una canción para dar a conocer sus opiniones políticas y para contestarles a sus detractores. Como hizo hace algunos días con la creación dedicada a Sergio Massa, en la que utilizó únicamente la A como vocal:

Cantata para la Fachada

Mamá Massa arranca a la mañana...
Gran mamá... Mamassa...
Ama a las plantas...
Amasa pastas, las sala, arma la salsa, asa a las brasas papas, calabazas, blandas carnazas.

Llama a Massa...
Bajá !... Basta para la cama !
Massa capta la llamada . Acata a la mandamás.
Alza las gambas... Larga las sábanas... Salta... Lava la cara...
Pasa a la sala.
Chapa naranjas, manzanas, bananas, las manya.
Canta sagradas alabanzas al barba.
Hasta canta baladas. Ama a Abba, a Maná, a Paralamas. A Bandana.

Abaraja maracas para danzar salsa, samba, lambada. Gran galán.
Palmas ! Palmas ! 

Arranca Massa.
Va a armar gran campaña para atrapar a las capas más altas....
A las bajas, Massa manda sarasa... Bla bla.
Tanta sanata cansa.

Campaña rara.
Massa falta a la palabra.
Massa amaga... Va para acá... Va para allá...
Massa avanza para atrás.
Calza máscaras.

Massa saca as a la manga...
Abracadabra...

Llama a la Casa Blanca... (what´sapp... llamada más barata)
Barak ? Pasá data !!!
Magna Alma manda a Massa a acaparar ratas agazapadas.
A mangar plata a tranzas, a amparar lacras.
Llamada acabada.

Massa raja al canal.
a Paka paka ??? Naaaa...
Al canal más garca a hablar a Lanata.
Massa garpa.
Grasa plaga zarpada bajará la caña, lanzará carnada al mar para atrapar a la banda más tarada.
Saldrán a cazar.
La manada rasca bancará la parada para arañar la lata.

Sacará la tarasca . Dará las nalgas manchadas a Massa.
Alcanza para ganar ???
Falta.
Falta más campaña.
Andar hasta la Gran Manzana, hasta Arkansas, Alabama, Atlanta, Kansas..
(Alaska ataca a Kamchatka.)
Panamá... Canadá... Jamás a La Habana.
Allá va la dama K.

Ah... Caramba... Gran macana la dama K.
Arrastra.
Da la cara.
Da casas.
Gasta plata a carradas para las masas.
Las abraza.
Atasca la plaza. Arrasa.

La barra mansa más ancha la banca hasta para las malas.
Alzarán pancartas... Pasarán a las casas ...
Armarán charlas... Trabajarán para más hazañas... Para más mañanas ganadas...

Basta !... Sacala Massa !

Massa tratará.... Marcará las cartas... Rayará la cancha ...

Ganará ?
Para nada...
Hasta Massa va a cantar la marcha al acabar la batalla.


Ahora redobló la apuesta para mandarle un mensaje lleno de ironías a Jorge Lanata.
A través de su blog y su cuenta de Twitter, Copani difundió un post de su autoría, que bajo el lema "No te gustó lo de la A? Entonces probemos con la E!", se encargó de ironizar sobre el periodista y conductor de Periodismo para Todos. 
La letra completa: 
Gente de merd. 
Eh... Pebete de web!... Endeble Mequetrefe.. 
Rehén del jefe de ¨TN¨, que ves preferentemente ¨El Trece¨... 
Que de repente tenés fe en el célebre Del Sel ...
En vez de entender el presente, te leés el best seller del descendente Pelele de P. P. T.
El que se vende en T.V.
Desde el retrete en redes, querés que me defenestren.
Que me quemen.
Que me cercenen el pene, me deshereden... 
Que me bese Menem.
Que me pegue Federer de revés, tres sets en el verde césped de Velez.
Que me dejen de querer Esther, Clemente, Mercedes, Belén, Pepe, el ex de Celeste...
Que me den ¨delete¨... The End.
Te creés que en breves meses perderé?
Bebé leche... Tereré efervescente ... Detené el Fernet.
Je Je... Excelente...
Veré reverdecer en creces el temple que estremece...
El del frente...
El frente ¨fetén fetén¨.
El F. P. V.
El de Hebe... El del Che... el de C. F. 
El de Re Re (qué ¨jelepe¨ que tenés...)
Ese de defender el bebé, el nene, el que esté en vejez...
El del deber de vencer.
Enter... 
Send...
Este es Ignacio Copani un Artista comprometido, sin dudas...

lunes, 3 de junio de 2013

En Australia no se consigue...

 Por Horacio Verbitsky
Un juez de la provincia de Buenos Aires hizo circular este análisis político de actualidad, cuyo autor no ha sido identificado, por lo cual sólo es posible alabarlo a distancia:
Un domingo Joaquín Morales Solá editorializa en La Nación, afirmando que el gobierno tendría listo un plan para eliminar a todos los ornitorrincos del territorio nacional.
A la noche, Lanata, luego de hacer su monólogo disfrazado de ornitorrinco, se despide con un primerísimo plano rogándoles a los televidentes que hagan algo para parar el exterminio.
Al día siguiente Clarín titula: “Feroz embestida del gobierno contra los ornitorrincos”. “Amenaza de extinción”
El martes Bonelli se pregunta en TN: Van a desapadezed los odnitodincos? Cómo afecta ésto al bodzillo de loz adgentinos?
Y Laje en C5N dice: Ante la incertidumbre por la escasez de ornitorrincos, la gente va a refugiarse en el dólar blue, que va a volver a cotizar a más de diez pesos.
El miércoles Macri saca un DNU prohibiendo la cacería de ornitorrincos en todo el territorio de la CABA.
El jueves un notero de Canal 13 intercepta al ministro de Agricultura Ganadería y Pesca a la salida de su domicilio, y le pregunta cuál es el motivo por el cual el gobierno decidió terminar con los ornitorrincos, a lo que el funcionario, tras mirar el logo del micrófono del periodista para ver si no es una joda de CQC, le contesta: ¡Pero si acá no hay ornitorrincos! El notero se da vuelta hacia la cámara, y dice: En el gobierno no quieren admitir la existencia del plan de exterminio de ornitorrincos.
Comienzan a circular cadenas de mails que dicen: “Hoy somos todos ornitorrincos” y “Si tocan a un ornitorrinco nos tocan a todos”.
Carrió declara que lo de los ornitorrincos es sólo el principio, y que el gobierno va por todo, incluidos los koalas y los osos panda.
Una ONG con sede en Washington lanza una campaña con la consigna: “Fight against argentinian dictatorship!!. Save the platypus!!”
El viernes De la Sota saca un DNU prohibiendo la cacería de ornitorrincos en todo el territorio de la provincia de Córdoba.
El sábado Clarín y La Nación titulan: Sugestivo silencio de la Presidenta sobre el escándalo de los ornitorrincos.
El domingo Morales Solá dice que un funcionario del gobierno (al que no identifica) le confesó que decidieron dar marcha atrás con la matanza de los ornitorrincos, porque se dieron cuenta de que la medida les iba a restar votantes en las próximas elecciones.
Y concluye: los ornitorrincos de la Argentina están a salvo gracias al coraje y la determinación del periodismo independiente.
publicado en Pagina12 el 02/06/13