Che, si no es mucho pedir. Ya sé, parece que me estoy abusando de vos. Si no podés, todo bien, eh. En serio, no pasa nada. Pero, viste, si te llega a sobrar tiempo. Cualquier cosa avisame. Si no te jode, eh, si no olvidate, cero drama.
A River le pasa como a los Rolling Stones, la mejor banda de la historia de la música. Cualquier recital es una fiesta, ningún tema es malo, nunca te deja a gamba. Pero, viste cómo es, que se está por terminar el show y decís “la gastaron, pero si tocan Gimme Shelter con Lisa Fischer no me quejo, eh” o “si para cerrar salta Dylan al escenario y con lo que le queda de voz hace Like a Rolling Stone está todo más que bien, no me molesta, che”. Y por ahí estás contra la valla y gritás que un tema más es la medida justa para dejar de joderlos, porque ya sabés que están grandes y que la rompieron y que pase lo que pase lo que ya hicieron será inolvidable y que la entrada del recital va a ir a un cuadrito para tu living. Pero vos querés una más, ya que estás ahí. Por algo los Rolling Stones, en Argentina, tocan en River. Le ocurre igual a la Gallardeta: el semestre está hecho. El año, en realidad. Pero ahora que es temporada de frutillas por qué no te hacés una escapada a la verdulería y comprás un par, como para ponérselas de sombrero al postre. El torneo tiene forma de frutilla.
Y River ya está pipón: de almuerzo se morfó un campeonato local con gusto a revancha después de tiempos famélicos. Con postre incluido: esa superfinal (o algo así) contra el Casla, que le dio una estrella y el ticket para ir por otra: la Sudamericana. Esa fue la cena. Y para ese momento, el paladar ya estaba puntiagudo de nuevo, paladar ébano como el del famoso River, el famoso Riverplei. Y todos se bajaron los pantalones. Boca, por ejemplo, ocho veces. Y River no se bajó los pantalones, pero sí se tuvo que desabrochar un botón por tanto morfi. ¿Queda espacio en esa barriga para algo más? Con tanto tapeo, tantos pinchos de partidos invictos, récord histórico, tanto juego sabor Rutini, tanta food porn, tanta comida afrodisíaca contra Boca.
Ayer hubo un guiño que sería para tener en cuenta en cualquier mala película de Nicolas Cage: la Reserva (como por si faltara algo) salió campeona. Le sacó el campeonato a Racing en la última fecha. Fue puntera a piacere durante todo el torneo, se mancó contra la Acadé, le sirvió el título. Y en la última, Avellané no ganó el partido que tenía que ganar y, parapam, River campeón. Sí, así fue. Cualquier similitud con la Primera, por ahora es pura coincidencia. Al menos hasta esta noche, cuando la Gallardeta enfrente a Quilmes en la comarca del lúpulo. Godoy Cruz, a pocos ka emes, salió a comprar frutillas. Hay que ver si vuelve. Y si no, no pasa nada. Y si no, quedará como un regalo a la Acadé. Un si-ya-tengo-35-qué-me-cambia-uno-más-o-uno-menos, está bien, tomá, si para vos es lo máximo. O: -¿Tenés un pucho? -Sí, tomá.
-No, pará, te queda uno nada más, dejá.
-No pasa nada: tengo otro paquete en el bolsillo.
Ariel Cristofalo - Diario Ole 14/12/14
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