Por Patricia Pintos - Jueves, 30 de Octubre de 2014
Lo explicó la geógrafa Patricia Pintos a través de un estudio sobre los efectos del urbanismo privado en la cuenca baja del río Luján. Esta madrugada la crecida superó los 5 metros y se prevé que seguirá subiendo. “El boom de estos desarrollos inmobiliarios va de la mano de las políticas neoliberales en la gestión urbana”, dijo Pinto según un informe de la agencia Infojus que pasamos a reproducir.
La crecida del Río Luján no se detiene. Durante la madrugada superó los 5 metros y extendió la inundación a nuevas zonas urbanas. “Si el agua sigue avanzando, hoy puede alcanzar la Basílica", dijeron desde los bomberos voluntarios que desde ayer están trabajando en la asistencia de los vecinos. Según explicaron, en poco menos de 20 horas el nivel subió un metro hasta alcanzar los 5.22. Lo peor es que se prevé que seguirá subiendo.
Las causas aparentes de este fenómeno: las lluvias constantes de los últimos días. Las reales: el crecimiento de los barrios privados sobre la cuenca del Río que destruyeron su normal cauce. “Hay algunos estudios realizados por investigadores del Instituto Nacional del Agua (INA), específicamente el doctor Malagnino, que analizan la mega-urbanización San Sebastián, en Pilar. En ese estudio pudo determinar que el emprendimiento está asentado sobre el propio humedal, en la rivera del Río Luján, en el límite con Campana. Y que a partir de las obras de relleno para poder llevar adelante el emprendimiento, la planicie de inundación se redujo un 40 por ciento”, explicó a Infojus Noticias la geógrafa Patricia Pintos, investigadora del Centro de Investigaciones Geográficas de la Universidad Nacional de La Plata y coautora junto a Patricio Narodowski, del libro “La privatopía sacrílega. Efectos del urbanismo privado en la cuenca baja del río Luján”, (2012).
“Hay una sucesión de mega-emprendimientos inmobiliarios que generó un efecto conjunto, un proceso de sumatoria que genera una incidencia clara en los cambios de los patrones de escurrimiento del Río Luján y por lo tanto, sería uno de los elementos más fuertes en la explicación de las inundaciones de los últimos años”, explicó.
A dos años de la máxima inundación en la historia de la ciudad de Luján, el río que surge en la unión de los arroyos El Durazno y Los Leones, y recorre Luján, Pilar, Exaltación de la Cruz, Escobar, Campana, Tigre y San Fernando, para desembocar en el Río de la Plata, aumentó su cauce y amenaza alcanzar niveles récord.
“El río necesita una planicie de inundación para que en momentos de creciente, el agua naturalmente inunde esa planicie, un proceso natural de cualquier río que tiene un caudal medio pero en épocas de crecientes, al superar ese caudal, evacúa el agua avanzando sobre ese espacio”, señaló Pintos.
Al hacerse el emprendimiento junto al Río Luján –recordemos que San Sebastián tiene 1100 hectáreas– el lecho de inundación se redujo, porque se rellena un área que habitualmente el Río anegaba y esa reducción del lugar por donde debían escurrir las aguas, el Río lo resuelve de alguna anegando nuevas áreas. A su vez, –explicó Pintos– este fenómeno, ejerce un efecto de tapón sobre el libre escurrimiento del agua y genera un impacto aguas arriba. “Por esto es que desde 2011 y sobre todo en 2012, se vienen sucediendo una serie de inundaciones en la propia ciudad de Luján, a tal punto que hace un par de años el agua llegó hasta la cripta de la Basílica en un hecho inédito en su historia”, dijo.
Según Pintos, se puede argumentar, según los estudios, que “la afectación de las planicies de inundación del Río para la construcción de estos mega-emprendimientos está cambiando la dinámica de drenaje del cauce principal y los tributario del Río Luján y genera complicaciones aguas arriba, en la cuenca media.
La geógrafa explicó que los estudios hechos por el INA se abocaron a San Sebastián como muestra, pero que son aplicables a los 60 emprendimientos de este tipo que están asentados en el humedal del Río Luján, algunos de ellos linderos al cause principal y otros a sus tributarios. “Se puede extrapolar el análisis al resto, estamos hablando de que hay una sucesión de emprendimientos que generó un efecto conjunto, hay un proceso de sumatoria que genera una incidencia clara en los cambios de los patrones de escurrimiento del Río y por lo tanto, sería uno de los elementos más fuertes en la explicación de las inundaciones de los últimos años”, dijo.
Neoliberalismo geográfico
“El boom de estos desarrollos inmobiliarios a fines de los 90 y principios del 2000 va de la mano de las políticas neoliberales en la gestión urbana. Eso Incide en que los Municipios relajaron mucho su política de planificación del territorio, sobre todo en los ’90, muy de la mano del paradigma del dejar hacer al mercado, flexibilizar las reglas de juego y los procedimientos para que los mercados pudieran dinamizar las economías locales y alcanzar el tan pregonado derrame hacia otros sectores. Con esos argumentos los Municipios dejaron hacer y ahora nos encontramos con los efectos de todo esto”, explicó la especialista.
El impacto de las políticas neoliberales en la forma de organización del Estado también tuvo su impacto en la problemática de Luján. “Antes, los Municipios, adheridos a la descentralización con las Secretarias de Asuntos Municipales, podían ellos mismos emitir declaraciones de impacto ambiental en sus órbitas. Eso derivó en que Municipios con estructuras débiles y muy acotadas emitieran una declaración de impacto ambiental para emprendimiento que tienen una escala muy importante”, argumentó Patricia Pintos y agregó que” la Provincia en ese momento, un poco a partir del trabajo de algunas organizaciones y de nuestros trabajos de investigación, sacó la resolución 29 a partir de la cual todos aquellos emprendimientos que implican una modificación del humedal o áreas que tuvieran algún tipo de acumulación somera, superficial, permanente o semipermanente de agua y que implicara una transformación drástica de esa característica ambiental, tiene que tener una declaración de impacto ambiental emitida por la autoridad provincial”.
Mercedes, una mujer que vive en esa zona, a cuatro cuadras de la Basílica, explicó a Infojus Noticias que su casa todavía no estaba damnificada por la crecida, pero manifestó que esa vivienda tiene 100 años y está construida a 70 centímetros del piso, lo que "demuestra que las inundaciones son un problema histórico”.
Según un extenso informe de esas agencia, conocido este jueves al medio día, la vecina explicó igualmente que este tipo de problema “ocurre cada vez más seguido en los últimos años por muchos factores, entre ellos, las construcción de barrios privados en la zona de los humedales y los desagües clandestinos que hacen algunos campos”. Por su parte, el personal del Complejo Museográfico Enrique Udaondo tuvo que levantar ayer a la noche todas las piezas y los archivos y poner a resguardo todo su patrimonio histórico en los pisos superiores del edificio.
“Ayer a las 10 de la mañana en la zona del Monumento a Belgrano el agua alcanzó los 40 centímetros, en el museo del transporte oscilaba entre los 10 y 25 centímetros, en la casa de Pepa Galarza hasta 10 centímetros y en la zona del museo histórico conformada por el Cabildo y la ‘Casa del Virrey‘ solamente hay agua en la zona de los parques”, precisó el director de la institución, Andrés Mage.
Otra crónica de Infojus continúa: Amelia maneja el comedor comunitario "El triunfo" en el barrio lujanero de San Jorge. De 8 a 15 recibe las jarras de unas 70 familias que pasan a la hora de la merienda a retirarlas con leche y bizcochuelos. Mabel, una vecina, le da una mano: "Donde hay chicos estamos: ayudamos en la cooperadora, somos miembros de Caritas y hacemos todo lo que podemos en el comedor. Sabemos cómo organizamos porque lamentablemente estamos acostumbradas a las inundaciones. En el último año esto pasó cinco veces".
A cuatro cuadras hay otro comedor, "El ángel de la bicicleta", donde todos los días se entregan 500 raciones de viandas. "Acá el problema es el anegamiento del río, porque no lo limpian y el agua no se va. Además de la ayuda, queremos una planificación para dejar de vivir acá, porque la zona es baja y esto va a seguir pasando", dijo Marta, que hoy está preocupada porque los camiones que traen los víveres están complicados por los anegamientos.
Sergio Sequeira, subsecretario de políticas sociales de Luján, dijo ayer a Infojus Noticias que se esperaba que el río siga subiendo. "En Suipacha, que queda a unos 60 kilómetros de Luján, nace el río. Allá hay subida y esa corriente tarda 12 horas en llegar a los barrios lujaneros”, por eso que durante las siguientes horas se mantuvo el alerta de emergencia.
"Sabemos que las causas son varias: además del anegamiento por basura que hay en distintos barrios, tenemos la problemática con los canales clandestinos de los campos, que se suma a la cantidad de countries que cubren terreno de un lado y lo desbordan del otro. Toda esa agua no corre y se inundan otros lugares, por lo general los lugares más humildes", explicó Sequeira.
Ana tiene 30 años, su bebé en brazos y debate con su marido si dejar su casa para ir al centro de evacuados: "No queremos sacar las cosas porque ya hubo cinco inundaciones en un año y cuando volvés te encontrás que te faltan cosas. Uno ve que la gente está tapada de agua y se queda en la casa y parece algo ilógico, pero la razón es que nadie quiere perder lo que se ganó con el esfuerzo del trabajo".
Desde la municipalidad actúa la Prodecom, una comisión para la "protección de la comunidad" formada en 2012, cuando se registró la inundación más grande que los vecinos recuerden. El oficial de bomberos Goenaga explicó a Infojus Noticias que "en cuanto se activa la alerta de inundación, desde la Prodecom se convoca al cuerpo de bomberos junto a los miembros del municipio. La cuestión es organizar para coordinar los trabajos, no pisarse, y llegar a mejores objetivos".
Para Goenaga, "el problema de que se desborde el cauce empieza en Chivilcoy, Suipacha, Mercedes, Franklin y toda la parte del Salado que desemboca en el Luján. Cuando llueve mucho y se unen todas esas desembocaduras siempre aparecen este tipo de desbordes".
El agua en Luján está creciendo rápido. “El nivel del río está en 5.39 por arriba de la cota cero. Hay 200 evacuados en los centros de asistencia y estimamos que hay 800 autoevacuados, lo que nos lleva al número de mil. Estamos articulando recursos tanto para la respuesta a la emergencia como para la asistencia. El municipio trabaja en conjunto con bomberos, policía y Cruz Roja. El municipio se encarga de la coordinación general, mientras que la parte operativa la llevan los bomberos, que están con los comandos móviles instalados en los barrios y el comando operativo en el cuartel para recibir los llamados de ayuda de los vecinos. En los centros de evacuados coordina la gente Cruz Roja con Políticas Sociales del municipio”, dijo a Infojus Noticias este mediodía Javier Sosa, coordinador de la Prodecom (una comisión especial para la Protección de la Comunidad).
Hay seis barrios en Luján que son los más afectados. A un sector lo llaman “los santos” -San Fermín, San Jorge, Padre Varela y Santa Marta- Por otro lado está La Loma y El Quinto. La mayor parte de las calles de estos terrenos son de tierra, no hay líneas de colectivo que atraviesen la zona y mucha basura que los vecinos amontonan en las esquinas flota en el agua de la inundación. Los centros de evacuados habilitados hasta el momento son el Polideportivo, Sociedad de Fomento Padre Varela, Sociedad de Fomento El Ceibo y Olivera.
El acceso principal a la localidad ingresando por la ruta 7, bajada principal que desemboca en la avenida 9 de Julio y va a hacia la Basílica, estaba virtualmente bloqueado por el nivel de agua que superó el metro. En la zona periférica del centro de la ciudad los vecinos se encontraban en las veredas, intercambiando información de cuánto subiría el cauce ya que a las 5 de la mañana ellos observaron una crecida que les acercó el agua a las puertas de sus casas.
El polideportivo de Luján se transformó desde hoy a las diez de la mañana en el principal centro de evacuados de la ciudad. Ahí trabajan en conjunto el municipio, la Cruz Roja, profesores deportivos y maestros. La comida se prepara en este centro para asistir a los otros dos que están funcionando en el partido de Luján. Mientras en los barrios los bomberos ayudan con las mudanzas de los evacuados y controlan que los postes de luz no sean un peligro, la gente en los centros de evacuados se da ánimo entre sí por la angustia del desarraigo.
Laura Duplaá vive hace 17 años en barrio La Loma. “Siento que no hay una solución para esa zona, porque esto se repite cada tres o cuatro meses. Dijeron que dragarían el río y sacaron algunos árboles pero no se solucionó nada. Siempre venimos a parar acá, al polideportivo. Hace cuatro meses cuando me tocó venir habían menos familias. La peor inundación que recuerdo es la de 2012, que llegó a mi casa un metro y medio de agua. Esta vez no sé qué esperarme, porque algunos dicen que el río está creciendo como aquella vez. Me traje los electrodomésticos, pero la mayoría de la ropa y los muebles se quedaron allá. El perro vino conmigo porque no lo dejo. En mi cuadra todos tuvimos que ser evacuados”.
Carlos Jesús Amd tiene 70 años y usa bastón. Hace quince años que perdió la vista y recibe una pensión, habla lento y triste: “Vivo a 30 metros del río, por eso en las crecidas siempre soy de los primeros que tiene que salir. Cuando hoy me fui de mi casa había un metro de agua. Me ayudaron a salir mi hijo y los bomberos. Tuve que irme rápido y perdí todo. Se me cayó caja con ropa al agua. Camas, colchones, cocina, garrafa, todo quedó debajo de ese metro de agua. Hasta que no baje no podremos volver, sabemos que tenemos que esperar mínimo cuatro o cinco días. Ya viví diez inundaciones. En febrero, abril y mayo de este año también tuvimos que soportar el desborde. Todas las veces nos trajeron para acá, y da la sensación que no quieren limpiar el río. Cuando vuelva a mi casa ya sé que me voy a encontrar con el desastre y la mugre”.
El hijo de Carlos Jesús, que se llama igual que su padre, tiene 30 años y está en el polideportivo con su mujer y su hija de dos años y ocho meses: “Cuando escuché las lluvias de anoche me la veía venir, así que levanté algunas cosas del piso. Me costó dormir y a las 4 de la mañana me asomé y vi que el río empezó a subir. Cuando a las 7 me desperté puse un pie en el piso y me lo cubrió el agua. Hace dos meses nos quedamos sin televisión. Ahora por salir corriendo nos trajimos solo la heladera. Lo que siento importante: estamos todos vivos y no vamos a bajar los brazos”.
agencia InfoJus
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